Cuando cruzaba la plaza, yo siempre camino rápido, porque tengo piernas cortas y miro siempre al suelo, pero es una costumbre de niño, porque irónicamente me da vergüenza que me miren, y miren que he practicado nudismo, es una filosofía tan sana, y natural, pero bueno, camino rápido y si, soy tímido. Me llevaban los vientos que entraban a la ciudad por la bella Puerto Madero, haciendo me tiritar del frío, mucho, pero lindo sentirlo. Siento una voz inconfundible, esas voces que te quedarán grabadas por todo la eternidad y me dice: Alto ahí, Mariquita. Esta detenida, a la de la gabardina verde, le digo. Quede paralizado, porque hasta las palomas que están con este frío las hijas de la naturaleza, para cagarte el saco, o el tapado o en este caso mi gabardina verde london, quedaron estáticas, como hechas de bronce. Pasaba una pareja de turistas y hasta ellos también se pararon, no se si habrán tenido la misma prenda, pero se dieron un susto y lo más desopilante que levantaban las manos, claro pobre eran americanos y vieron que a ellos a parte de venderles el paquete turístico también le venden el manual sobre Cómo actuar en países raros, decían algo pero no se si era el viento gélido que venía del puerto o el susto a su mayor potencia, que los entendía.
Por lógica me quede clavado en mi pedazo de plaza y se acerca una mole, de cabellos colorados, llenas de pecas en el rostro y esos y maravillosos ojos grises, era mí amigo La Pilet, como la llamábamos en Santa Fe, porque el para ganarse el pan de cada día y pagar la pensión lavaba la ropa a domicilio y siempre le tocaban casas con piletas, jamás un lavarropas.
Levanto la mirada y con esa voz de trueno, como dice mi hermano, empieza a decirme, pero que hija de puta que sos, ¡Puto, sos vos!, pero en que dormís en formol.
¿No te acórdas de mí?, cómo olvidarse de esa voz, es como escucharlo a Sabina y no entenderlo. Lo miró, y como todo encuentro con mis viejos y amados amigos, natural, se cae un lagrimón, como la despedida de tu peor amante, creyendo que lloras por él y es de felicidad que se vaya. Hasta en Manises, en Valencia, al encontrarme con mi amiga del alma, y su cartel de bienvenida a parte de llevármelo para siempre en las retinas, ese llanto que viene del amor, de esa película que te pasa la vida, y no es que te vas de este mundo, sino que te hace ver que Ese es el amigo especial que has elegido. No me salían las palabras, y a los que me conocen, en esta parte se partirán de risa, vale, se los permito rían pero con ganas y alegría, si los conoceré, mangas de maravillosos amigos.
La mole colorada me levanta como si fuera un muñeco de trapo y me da un abrazo, pero esos abrazos que te llegan al alma y te hacen doler las costillas, esos, esos abrazos digo yo. Hola le digo entre lagrimas y sorpresa, admiración, alegría, y esos ojos grises, que no habían perdido ni un rayo de esa luz maravillosa que siempre emana, un perfume que no lo describiré porque quedará para mí. Le pregunto: ¿ Sos, vos?, y empieza a reirse, si perra callejera, soy tu hermana, La Pilet querida, la que viste y calza. Me baja y sin preguntarle me cuenta que después que me vine a vivir con mi segunda pareja a Buenos Aires, ella se quedo coja de todo, lo miro y le digo, mira de todo podrás quedarte, pero menos coja jamás guapa, los dos hablabamos muy españolisimos porque era con el único que nos hablabamos así, sigue con su charla, mientras me arrastra, no literalemente, me lleva con su metro ochenta y tres de puto cien por ciento natural como ponía en sus tarjetas personales, Fulano de tal, cien por ciento puto, teléfono y dirección y si dabas la dabas vuelta terminaba con la sorpresa que decía: Puto, Judío, Socialista y Blanco, que más quieren de mí. Sí esa era su tarjeta personal, que mientras me llevaba como leña bajo el brazo a tomar unos cafelitos en la Confitería La Victoria.
Entramos y semejante persona y yo al lado que parecía su posa brazo. Me mira y me señala la ventana cerca de la calle Bolívar, eramos jovencitos y cuando el veniaa a visitarme a Buenos Aires, nos sentábamos ahí, contando las monedas para tomarnos una cubata, eramos dueños del mundo. Yo hablaba, el gritaba, siempre tuvimos esa suerte que venia el camarero y nos decía, pueden bajar el tono de la voz caballeros y él contestaba, te bajo la voz, pero no me trates de hombre, porque te canto Yo soy esa, sin abaníco, me entendiste. Y seguía como si nada había pasado y el camarero, se iba rascándose la cabeza y con la frase de la época que era Putos de Mierda, les estoy hablando de 1994.
Recórdamos tantas cosas, de como luchabamos para salir adelante, como creíamos en nosotros, en los chicos que se habían ído de gira, de las locas malas, de otras que se quebraban como patas de pollos, de que terminó los estudios gracias a un amante que tenía, que lo hacía vestir de muñeca, una locura, decía él que había traído de Europa, viste como era esa época me decía, fantasías de locas viajadas me contaba, yo no paraba de reírme, porque hacía tanto que no hablaba en esta forma, en estos códigos, era repasar mis apuntes y cartas de joven.
Me dice, nena soy Médica, si me recibí de médica, no te acórdas que vos iba a estudiar para ser pedíatra y yo médica para chongos (hombres), mi amorrrrrrrrrrrr, no sabes los bultos que toco y todos legales. Cuando le iba decir mira vos, el sigue y dice, que lástima que te volviste tan socialista, las luchas de clases, ayudar a los desamparados, pero bueno, yo era un socialista muy europeo, era más Miterrand, con glamour, pero vos no siempre entre las villas (chabolas) y la tierra, mira el careto de Trosky que te ha quedado, si eras hermoso, te dije todos en Santa Fe estaban locos por vos, si te ven ahora, estas igual, tan socialista, tan...., utópica. Bueno, yo me fui a vivir primero a París, siempre soñábamos con estar juntas y vivir en París, después me aburrió estar con los franceses y me fui al cachondeo de España, la pase pipa, siempre me acordaba de voz, vivía con una Yonki en el barrio de Lavapies, en Madrid, era una travesti fantástica, viste que a mí me encantaba estar con gente de clase, joder tía, tenía más mañas que perro de circo, ahí conocí a un Calé, maravilloso y nos fuimos a vivir a Berlín, la pasamos de arte, todo maravilloso, hasta que encontré un berlinés muy majo y aquí estoy, nos casamos y ahora estamos en Israel, que me contáis?.
Cuándo me pregunto eso, no sabía que contestarle, me empecé a reír, como cuando lo hago con Laurita y Monchi, los dos juntos o te reís o te reís. Lo miro y cuando iba a decirle que lo extrañaba mucho, suena su blackberry color azabache full, me mira y me dice, nena, mi esposo me esta esperando en el Museo de la Recoleta, bueno, mira te dejo mi tarjeta y llamame, pero llamame, que feliz que te veo.
Me da dos besos y me dice, a la europea, nunca te olvides de mí, porque siempre te he amado, hermana del alma.
Me quede entre los ruidos de chocar él a la gente para poder salir y tomarse un taxi y leo su tarjeta que dice: Dr. Fulano de tal, proctólogo, teléfono, dirección y en la parte de atrás: Quién a vivido y jamás se ha olvidado de su pasado.
Llame al camarero, le dí una sonrisa y una propina, miré todo esa Buenos Aires en blanco y negro como dice Silvina Garré, cruce la calle, pase devuelta por la plaza, levante la mano y saque un boleto (ticket) del 115 rumbo a casa, sabiendo que estaba igual, que sigo siendo un Utópico y cada vez me estoy pareciendo a Trosky. Es el mejor cumplido que me ha dado no solo ese gran amigo, sino la vida.