El día había amanecido, claro, brillante, con las flores rebozando de su primavera, ya que ella la regalaba cuando dice. Pues me toca a mí ahora sentirme eterna rezongo, suspirandome al oído, veremos sí ella tiene esa misma primavera, este olor a flores frescas, a brisa de ciudad, pero brisa al fin. Porque tiene que venir me pregunto, enojada, nerviosa, ruborizada. Mientras yo, estaba pintando, aprovechando la luz natural de la terraza, esa terraza que se esta preparando para Laura, ella lo sabía y de ves en cuando, tiraba aire caliente para sofocarme un poco, sabe que me molesta. Vinieron dos pájaros a preguntarle por Laura, justo a ella, los miró, como si no valieran nada y les dijo, cuidado, están en mi cielo, mis arboles, mi cuerpo. Les prohibo que pronuncien y trinen ese nombre, serán mensajeros de esta premisa. Yo seguía pintando, sin demostrar que las enamoradas del sol estaban bellisimas, no quería que lo supiera, porque las marchitaría, o las secaría como una parte de su cuerpo, que esta al Sur.
Pensaba cuando te viera las cabelleras hechas caídas soberbias, con ese torrente bestial y hermoso, que das ganas de caer en ellas y dejar que me revuelque de placer en esos cabellos revueltos y salvajes como cada caída que tu llamas cataratas. Vos, no sabe que irá a esa parte de tu cuerpo para verte, engreída, soberbia de belleza exultante, espero que le regales las mariposas doradas que me has dado el día que entre en tu selva mística, sabia, con las iguanas, que son la miniatura de los dragones de Komodo, que mientras te caminaba serpenteante por tu selva me los regalaste así, como siempre sorprendente.
Y menos que estará en tu parte mas linda, como te llaman esa parte de color, esos maravillosos, cerros que son pechos que al escalarlos, y tocarte con las manos desnudas, das esos colores, áspera, suave, maternal. Con siestas eternas y esa tonada tan especial, mostrando los tesoros que te trajeron los conquistadores. ¿Qué harás cuando vea tus tesoros?, esa catedral colonial, tu plaza o vientre interno, tu hombre más preciado, ese tal Guemes, ella descubrirá que él te ha dado la libertad y ha peleado para defenderte, hasta beberte esa sangre derramada para que seas tan libre como ahora, a veces te veo más como una gran reina vampira, pidiendo sangre insaciablemente, pero esa es parte de tu historia. No te enojes cuando lo sepa, se tolerante como lo soy yo a vivir aquí contigo.
¿Seguro que viene?, me preguntas caótica y te respondo ya cansado, sí, viene Laura.
Laura el día de ayer me dijo buen título Viene Laura, aquí está el regalo que te hace la tierra que me ha parido, mi dulce y bestial Argentina.